Quién nos iba a decir, sí, quién lo diría, que todo lo que hacíamos ayer, hace solo unos meses nada más, ya ha cambiado. Seremos capaces de poner otro chip? Comenzaremos una nueva normalidad social? Tenemos gana de ello?  Estamos preparados?   Nos ayudarán los que mandan?   Primará solo el interés político?   Y muchísimos por qué… y con tantas respuestas, la suerte ha querido que hoy que escribo sea el día del libro, la conmemoración de la muerte de Shakespeare y Cervantes, justo ahora que nos planteamos esas dudas existenciales de estos genios de la literatura, aunque se positivamente que iremos a por los molinos de viento, a cabalgar en el día a día para ganarnos el pan como se suele decir, porque al final esta es la cuestión,  nos movemos y socializamos por vivir, por comer, como especie que luchará por no extinguirse, por subsistir.

Los cambios vendrán, los aceptaremos antes o después, pero estarán.  En principio tendremos la realidad de las mascarillas, los guantes, las distancias sociales, los confinamientos,  los saludos sin roces, la desinfección continua, las mamparas en lugares cerrados, las bicicletas o medios de transportes individuales, en resumen ganará terreno lamentablemente el individualismo, que es todo lo contrario a lo que somos. Muchos de estos cambios quedarán para siempre, otros se reinventarán.  Aunque me preocupan los besos y el sexo con mascarillas… Me pregunto, tendremos un salvo conducto de buena salud? También me preocupa la ropa, Don Amancio, el Sr. de Zara comenzará a fabricar modelos antisépticos?  “como el de la Guerra de las Galaxias”, repelerán los virus?  Ahora que el planeta se está limpiando, los aviones serán eléctricos? Y como estamos despertando en la edad de los porqués,  típica de los primeros años de vida, os animo a jugar ahora que comienzan  ha desconfinarnos,  eso si no se desmadren.  

Si me hubieran dicho que esta era la nueva realidad,  hubiera mirado lo que estás fumando. Al ser humano, normalmente por conductas, lo veo poco amigo de los controles, esa libertad ganada ha hecho difícil el confinamiento, al menos en lo emocional,  creo que los psicoanalistas tendrán mucho trabajo, habrá mucho que curar después del encierro. También pienso en los políticos, aquellos que aprovechando el confinamiento se tentaron en cambiar ciertas cosas, amantes de los controles típicos de gobernantes todo poderosos que parecen dueños de la verdad, de largos y grandes discursos demagógicos y populistas y de aprovechados momentos ya que aún vivimos adentro con  restricciones… que no señores, que es normal que estéis trasnochados en estos días difíciles , que se comprende tener que justificar tantas muertes por medidas tardías y mal tomadas, que estéis por debajo de mínimos en popularidad, todo es entendible menos las mentiras y los oportunismos, estos te pasan factura, una gran factura y estaremos expectantes para que no os tentéis. Buena semana cuidaros mucho y que Dios nos bendiga.