DEPENDE

Y de repente pasamos del confinamiento al letargo estival de la estupidez llamada “nueva normalidad”. Regresan extemporáneos el fútbol,  campañas electorales y las mascarillas sudadas.

Juan José Gómez-Hidalgo
Juan José Gómez-Hidalgo

Y de repente pasamos del confinamiento al letargo estival de la estupidez llamada “nueva normalidad”. Regresan extemporáneos el fútbol y campañas electorales que van a acaparar gran parte de este verano de mascarillas sudadas. Reconozco que ha sido un mes de junio para olvidar, como tantos supongo. De las manifestaciones antirracistas pasamos sin solución de continuidad al derribo de estatuas de personajes históricos perpetradas por ignorantes adoctrinados a golpe de tuit y video de Instagram. Como siempre mi cabeza dio vueltas preguntándose lo absurdo. “¿Por qué no van a derribar estatuas de Stalin a Rusia o de Mao a China?” Y enseguida caía y me decía: “Ah, claro, éstos no fueron racistas. O sí? Pero claro, no son lo mismo Cristóbal Colón ni Junípero Serra que el Rey Leopoldo II de Bélgica… Vaya, si es que todo depende!”

Y de repente me acordé de lo que hacía pocos días hizo que los derribos de estatuas me parecieran tan gilipollez como la que profesan los autores de esos derribos: el estribillo de la canción del malogrado Pau Donés. Absolutamente fantástico como casi todo lo que hizo hasta su temprana muerte, hace menos de un mes. “Depende, ¿de qué depende? De según como se mire, todo depende”. Donés va lanzando graciosamente aseveraciones a lo largo de la canción que rozan la perogrullada para apostillar después con el soniquete central del inolvidable tema.Y así es, hasta la salida del sol puede depender de según cómo se mire, es decir, del estado de ánimo en un momento determinado, pero también de la forma en cómo se afronta la vida día a día, independientemente de las circunstancias que a cada cual le toque vivir.

Pau Donés lo demostró hasta el último día en el que el maldito “cangrejo” se lo llevó. En su vida, todo dependió por lo que he leído en su libro “50 palos...y sigo soñando”, sobre todo de ser honesto con uno mismo, de hacer el bien y de perseguir los sueños a toda costa, incluso a pesar de la adversidad; haciéndose respetar pero sobre todo respetando la libertad de los demás. La persecución de los sueños, ha de ser constante, aunque muchos no se consigan. Requiere tener un carácter explorador, que se puede adquirir. Si además se tiene talento en algo y se utiliza bien y eres tocado por la diosa Fortuna se puede hasta contribuir a la mejora de la humanidad, a la pequeña aportación por el progreso en común. Y sí, se trata de esforzarse, de trabajar duro, de ser resiliente al fracaso y de aprender algo nuevo cada día con espíritu de mejora continua. El líder de “Jarabe de Palo” fue lo que quiso ser: músico, pero sobre todo fue ejemplo de vida feliz siguiendo más o menos las premisas comentadas. A mí, además de haberme impresionado y apenado su muerte, me ha servido de inspiración y su música me alentó en muchas ocasiones. Hoy en día lamentablemente, grandes masas andan perdidas sin saber siquiera cuáles son los sueños que han de alcanzar. Andan tirando piedras contra el que discrepa, derribando estatuas de personajes históricos o perdiendo miles de horas con el móvil. En estos pandémicos tiempos el principal reto sigue siendo para muchos encontrar el sentido. Gracias Pau y feliz verano!