Tinto de verano

Una gaviota que se escapa en medio de la playa, la verdadera arquitectura del verano.

José Miguel García Conde
José Miguel García Conde

Tortilla de patatas, una fiambrera con filetes empanados y algunos pimientos fritos, una nevera con cervezas de la marca Día en oferta a cero treinta y cuatro, bronceador de cincuenta que la piel está aún bastante blanca, un negro con diez bolsos y cuarenta pañuelos, un gordo que se apura su bebida, niños que hacen castillos de mentira, una abuela que mira al mar y piensa en su marido, Fanta, cerveza, Coca-cola, agua grita un señor con música de fondo, extranjeros, turistas, divorciadas, una sombrilla rota, una chica que sólo mira el móvil, tumbonas, flotadores y medusas, el agua fría, las cabezas calientes, los barcos a lo lejos, el primer beso de un par de adolescentes, la arena entre los dedos, las manos en remojo, gritos, canciones, periódicos mojados, una bandera azul, una espalda roja, colillas y cáscaras de pipas, chiringuitos, espetos y paellas, orilla y sal, Poniente, asiáticas que ofrecen sus masajes, una gaviota que se escapa en medio de la playa. La verdadera arquitectura del verano.